- No se usaba cinturón de seguridad
- La gente viajaba de ciudad a ciudad y por ella en el balde de la camioneta con colchones y demás y se veía feliz
- Solo el más aniñado usaba aire acondicionado en el carro
- Ir al Mercado Sur era un reto total, caminar sin vomitar
- Ir al malecón y al cerro no era buen plan
- Las compras de navidad las hacíamos en el centro y era todo un evento ir al Policentro, solo para los regalos pepa
- En las fiestas navideñas había un árbol gigante de luces que colgaba desde PYCCA y yo pensaba que era muy parecido a lo que habia visto de Nueva York en la películas
- Mi papá nos llevaba a Portete a ver las casas con luces de navidad y en esa época no le importaba mucho si alentaba al derroche de energía
- Cuando alguien se fugaba del colegio (vía Samborondón) no había a donde ir y siempre los agarraban en media pampa, menos mal en esa época no tenía sueños de fuga
- Ir a visitar el terreno que había comprado mi papá en Samborondón y tomar un helado Top Cream de regreso era el viaje familiar de los domingos mientras yo musicalizaba el momento tocando la bendita flauta
- Andábamos en patines por toda Urdesa y cuando nos cansábamos agarrábamos la furgoruta de regreso a casa (salía solo 500 sucres!)
- Me encantaba caminar por el centro con mi papá agarrada de la mano sin importar que cada esquina oliera a pipí
Y así varias cosas más que iré recordando y anotando, ahora miro por las ventanas de mi casa todos los días y veo a Guayaquil como lo veía años atrás cuando venía de vacaciones a la casa de mi abuela, lo veo como una escena de Los Inútiles y pienso que vivo en una ciudad surreal.